Sé virtuoso y te tendrán como excéntrico… (Mark Twain)
El partido acaba con empate a dos, es la final de la
Eurocopa de Yugoslavia 1976. Alemania
Federal no había podido con Checoslovaquia y
fueron a los penaltis. Hoeneb falló el cuarto lanzamiento y le tocaba a
Antonin Panenka decidir en el quinto.
Pelé aseguró un día que aquel penalti
imborrable que marcó Panenka en la final de la Eurocopa de 1976 sólo podía
ser obra de un genio o un loco. No le faltaba razón al brasileño porque
todo hombre con talento demuestra en sus acciones algo de osadía que a veces se
confunde con la falta de cordura.
Pero si algo demostró Penenka en ese lanzamiento histórico
fue valentía, frialdad y precisión, delante estaba el mejor portero del
momento, Sepp Maier.
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